Los campeonatos de videojuegos se han oficializado en algunos países. En España los últimos torneos se disputaron la semana pasada, y los jugadores empiezan a profesionalizarse Los videojuegos arrasan en España (su industria facturó el año pasado 790 millones de euros, más que el sector cinematográfico), y no sólo en los hogares: el deporte electrónico o «gaming», esto es, los campeonatos de videojuegos a nivel internacional, poco a poco van calando entre los usuarios españoles. Muestra de ello son los numerosos torneos organizados. El último, el campeonato de España de Gran Turismo 4 (GT4), se jugó el pasado sábado en la Universidad Antonio de Nebrija de Madrid, con 51 participantes de todos los rincones de España (entre ellos, algunos ya talluditos). El ganador, Alberto López Bravo, de 19 años, vecino de Hospitalet de Llobregat (Barcelona) además de ganar 4.000 euros, representará a España en la final que se celebrará entre el 6 y el 10 de julio en París, que será retransmitida no sólo por internet sino además por la televisión como cualquier otro evento deportivo del más alto nivel. El torneo GT4 se enmarca en las pruebas oficiales del Campeonato del Mundo de Deporte Electrónico (EWSC), que incluye un calendario de pruebas preliminares en cincuenta países de todo el mundo, con seis de los videojuegos más populares en diversas plataformas (Counter Strike, Warkraft III, Pro Evolution Soccer 4, Unreal Tournament 2004, Quake III ARENA y el mencionado GT4). El pasado viernes, en las oficinas madrileñas de Microsoft, se disputó la final del Primer Campeonato Mundial de Halo 2 en Xbox Live. Entre los 24 mejores jugadores del mundo de este conocido juego, un catalán de 17 años llamado Miquel López, casi gana, aunque finalmente lo hizo el holandés King Tuur, tras derrotar al contrincante japonés. Obtuvo como premios un televisor HDTV de 50 pulgadas, un grabador de DVD, 1.500 dólares y un disco de oro de 24 kilates de «Halo 2», con su nombre grabado. Y es que estás competiciones electrónicas son tan espectaculares como las tradicionales. En países como Estados Unidos (donde surgieron en 1997), Corea del Norte, Alemania y China, donde se han oficializado y mueven mucho dinero, se viven con la misma pasión que las competiciones deportivas reales. En España, los jugadores empiezan ahora a profesionalizarse.